Mostrando entradas con la etiqueta asiento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta asiento. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de abril de 2021

II. Origen, dialectos y perfección de la lengua griega.

II.

Origen, dialectos y perfección de la lengua griega.

Poblada la Grecia por diversas familias que sucesivamente fueron pasando del Asia (como debía ser por necesidad), unas ocuparon unos puntos, otras otros. Crecieron, se encontraron; y con el trato y guerras de unas con otras; con la vida, el clima y asiento en el pais, se iba formando el carácter nacional que todavía debió tardar siglos a declararse de un modo propio y determinado.
Luego se distinguieron por más numerosos, más unidos y más fuertes los pelasgos en una gran parte: después fueron también fuertes los helenos: y viniendo con otras costumbres colonias de Egipto y de la Fenicia, y oscureciéndose o confundiéndose con el tiempo las tribus primeras, se formó una nación de muchas, con usos y costumbres solo semejantes en algunas cosas, y con una lengua general traída de antiguo (creeré que por los pelasgos) que en cada comarca, en cada pueblo y ciudad la alteraban a su modo. Y es la griega con sus dialectos.
Se ha dicho y repetido desde muy antiguo, que quien llevó a la Grecia el primer alfabeto fue Cadmo, y que antes por consiguiente no conocían los griegos la escritura.
Phoenices primi, famae si créditur, ausi
Mansuram rudibus vocem signare figuris.
Dijo nuestro Lucano. Pero los versos son elegantes y la noticia falsa aplicada a esta cuestión, aunque en sí sea verdadera. Antes de Cadmo se escribía en la Grecia y había caracteres pelásgicos, habiéndose encontrado inscripciones de cerca de un siglo anteriores a la venida de aquel aventurero fenicio, que coincidió con la muerte de Moisés, poco más o menos, como así mismo la emigración de Danao. Sobre 1550 años antes de nuestra era.
Además los fenicios escribían de derecha a izquierda y sin vocales (como los hebreos). ¿Ha habido algo de esto entre los griegos? Que los nombres de algunas letras vinieran de allá, o se parezcan a los de algunas de las lenguas orientales, no es lo mismo. Diez y seis letras se conocieron solamente al principio: en el sitio de Troya inventó cuatro Palamedes, y otras cuatro después el poeta Simónides: aquel las aspiradas, este las dobles. (1)
(1) Según Plinio (lib. VII) también inventó Palamedes las tesseras bellicas (señas y contraseñas militares) que algunos han entendido por el juego del ajedrez. Eran aquellas unas tablitas cuadradas muy pequeñas como dados.

En cuanto a los dialectos, aunque según hemos dado a entender, serían tantos como pueblos, al fin y sobre todo para nosotros se redujeron a cuatro principales:
el jónico, el ático, el dórico y el eólico.
El jónico se habló primero (dicen) en el Atica de donde saliero los iones y emigraron al Asia, y allí se fijó definitiva y exclusivamente con algunas islas vecinas; pues los áticos lo alteraron luego con la imigracion de otras gentes en su pais, y resultó uno nuevo llamado ático. Aquel abunda mucho en vocales, gusta de alargar las terminaciones y aun las voces, y es rico, noble, ostentoso, brillante, como llevando en sí la muestra del lujo de que siempre han gustado aquellos pueblos. El ático al contrario gusta de la brevedad material de las palabras, contrae mucho las vocales juntas; y el mismo espíritu dio luego la concisión y brevedad en el estilo propio también del genio vivo y pronto de aquel pueblo. ¿O serían los iones los que después en el Asia alteraron su antiguo dialecto? Pero en general las contracciones arguyen posterioridad. El dórico se hablaba en todo el Peloponeso, y de allí pasó a Sicilia y la Italia meridional, donde limó y suavizó tanto, que se hubo de distinguir bastante del antiguo para llamarle dórico moderno. Parece la primera lengua que hayan hablado y aun podido hablar los hombres, por su naturalidad y sencillez, por abundar mucho los sonidos primitivos, dominando la a y la O largas, y siendo el más llano y el más dulce de todos. El eólico parece menos perfecto y así como un poco rudo. Procedía de una tribu que emigró al Asia y fundaron doce ciudades entre la Tróade y la Jonia, de donde pasó a las islas de Lesbos, Ténedos y otras, y participa algo del dórico y del jónico.
El jónico lo usaron Homero, Hesíodo, Apolonio, Quinto de esmirna y todos los poetas heróicos o que trataron algo en este tono por ser el que más le dice; y en prosa Heródoto e Hipócrates de los que nos han llegado. El dórico, Píndaro, los bucólicos, los trágicos en los coros por ser muy propio para la lírica, aunque Anacreonte sigue más bien el jónico; y en prosa, los filósofos pitagóricos, (Ya se sabe donde se fundó esta escuela) (1)
(1) Estobeo pone algunos estractos del célebre Arquitas, y otros; que por cierto son muy gustosos de leer tanto por la doctrina como por el dialecto.
Del eólico tenemos pocas muestras: vese en Safo y en Alceo. Y en el ático escribieron los grandes oradores y filósofos, los historiadores, los poetas dramáticos, todos los autores no nombrados en los otros.
Los macedonios tenían el suyo; pero desde Filipo con el mayor trato y comunicación de los áticos lo redujeron al de estos y lo hablaron ya siempre, al menos en la corte de Alejandría, con muy pocas voces y frases estrañas.
Los poetas cuando les convenía tomaban del que mejor sonaba o se ajustaba a la medida. Sí que dominaba uno como (por ej.) en Homero el jónico; pero también alguna vez acude a los otros, hasta al beocio. Lo que les daba una facilidad de que nos vemos privados en las lenguas modernas, además de la variedad y belleza que de ahí resultaba.
Pero esta lengua mirada en las obras que nos han llegado no tubo la edad de rudeza que á la latina y y otras les conocemos, hallándose tan perfecta y limada en los autores más antiguos como en los más modernos. Esto no quita que lo que pertenece al gusto sea algo diferente según los siglos; hablamos de la lengua. Porque una que otra voz usada o desusada, algo más o menos de flexibilidad por el mayor uso de escribir; una que otra frase o giro nuevo, no es verdadero progreso. Hubo de ser ruda, tosca e imperfecta muchos siglos; pero o no se escribía aun o no tenemos nada de aquellos tiempos.