IV.
Época heróica.
Llénanla para nosotros, dejándonos de disputas, Homero y
Hesíodo, contemporáneos, según lo más probable, y habiendo vivido
en el segundo siglo después de la guerra de Troya.
Homero.
De la vida de este padre de la poesía solo se leen fábulas, no
haciéndose ningún caso de la que se dice escrita por Heródoto
llena de anacronismos y puerilidades. Pero se cree generalmente que
fue natural de Esmirna, pobre, ciego en su última vejez, y
que anduvo de pueblo en pueblo, de isla en isla cantando sus poemas.
Lo de pobre no se ha de entender tan rigurosamente, porque los
premios del canto en las grandes fiestas, en los sacrificios públicos
generales, en las bodas y exéquias de los príncipes, en los
certámenes tan frecuentes entonces, no eran siempre meras coronas,
que también había trípodes de mucho precio, talentos de oro, y el favor y la mesa de los reyes. El nullas reliquit
opes de Ovidio no lo hace mendigo.
Sus obras son los dos
grandes poemas la Ilíada y la Odisea. Atribúyensele
otras como el poemita jocoserio de la Batracomiomáquia,
y algunos himnos y epígramas. Y aunque el estilo de todas
ellas se parece al de los dos poemas, los críticos no las creen
suyas. Fuera de que para algunas habría que pasar por algunos
anacronismos e ignorancias. Créense de los homéridas; aunque
en una que otra bien podría haber algo del gran poeta. El poema
burlesco del Margites que le atribuye Arist. se ha perdido.
Pero ¿es toda la Ilíada de una sola mano? ¿Son los dos poemas
de un mismo autor? Hablaré claro, porque ya enfada esta disputa.
Digo pues que esas dudas solo han podido ocurrir a hombres sin gusto
ni sentido, o tal vez envidiosos; o que se proponen valer algo por su
estravagancia o singularidad. Y les preguntaré yo ahora: ¿qué
es unidad en el plan, en la composición y ejecución de un poema?
¿Cómo se concibe el plan de un poema entre muchos? ¿Cómo se
compone y escribe de modo que no se vea siempre sino vn solo
pensamiento, una sola mano, un solo espíritu, una sola y siempre la
misma inspiración y la constante presencia de una misma alma en
todo, en las partes más pequeñas como en las de más bulto,
formándose eco todas de unas a otras? ¿Y lo que pertenece a los
caracteres de las personas, aquellos rasgos tan finos y casi
imateriales o sin consecuencia al parecer, y que sin embargo
son los más advertidos en el poeta?
¿Y referirlo todo a un fin,
el cual nunca se pierde de vista? ¿Cómo se componen miles y miles
de versos tan de una sola y misma poesía, de un mismo gusto, aire y
lengua, entre muchos? Y ¿quienes en nuestro caso habían de ser
esos? En dónde y cuándo?
La poesía de la Odisea es la misma, la
mano la misma: siempre se ha dicho de Homero. ¿ De quién quieren
que sea?
La opinión vulgar que compone estos dos poemas de los
trozos que andaban sueltos y esparcidos por el mundo griego... Otro
milagro aun mayor que el de arriba.
Mas pensando yo en esto he
llegado a creer que esas dudas y cavilaciones en que no dio ningún
antiguo y debidas quizá a la sola autoridad de un comentador de mal
gusto (de Eustatio en el siglo XII) consisten para todos en
que miramos a Homero de frente por la historia griega donde se nos
presenta en una antigüedad tan lejana y oscura, que nos parece
imposible hasta la existencia de un hombre que supiese hablar, cuanto
más de un poeta capaz de tanta perfección; sin querer pensar en los
Orfeos y Museos tan anteriores al nuestro y que formaron una
escuela numerosa. Pero no lo tomemos de frente sino por la espalda:
vamos al Egipto; salgamos de allí con el pueblo hebreo para pasar
más adelante a la Asia menor; y desde el becerro de oro (las artes)
y el sublime cántico del paso del Mar rojo, poesía que en su género
ya no ha tenido superior, hasta dar con Homero más de quinientos
años después, ya ni lo podemos divisar de lejos que está de aquel
punto, marchando delante de nosotros hacia los tiempos claros y
conocidos de la historia. Además ¿qué distan entre sí para su
invención y carácter la poesía lírica y la épica? En otra parte
lo diremos. Y todavía hay que atender a la diferencia de leyes y
costumbres de los hebreos y de los griegos de la Asia menor (y de los
de acá lo mismo) para el progreso de las artes y de la poesía, y
con todo tienen aquellos tantos siglos antes el citado cántico, el
no menos hermoso y poético de Débora, y la admirable epopeya
moral de Job, tan divina de todos modos.
Pero en efecto lo
que hay es que por la Grecia de Europa andaban sueltos algunos cantos
o partes, con su título cada uno, como: La disputa de Aquiles y
Agamemnon: El combate de Páris y Menelao: El desafío de
Hector: La muerte de Pátroclo, &c., que no había
entonces imprenta, y cada uno cojia o compraba a los rapsodos
lo que podía. Licurgo después en un viaje que hizo a la Asia trajo
de la Jonia los dos poemas como se habían compuesto por su autor.
Más tarde Pisístrato logrando una copia de las mejores publicó
una edición correcta. Véase a Eliano (lib. III, cap. 14), y a
Heráclides Póntico en la Nota de los lacedemonios. Ni
se entenderá otra cosa de Ciceron (De Orat. III, 24). Diógenes
Laercio dice que los poemas de Homero fueron correjidos
por Solon y que acaso en esto se le debe más que a
Pisístrato. Poco importa. Quizá en la correcion trabajaron
juntos, pues eran amigos hasta que el segundo se apoderó del
gobierno. Pero fuese del uno o de los dos el trabajo, se limitó a
restituir los lugares corrompidos o que no tenían el sentido claro,
y lo más a dividir mejor algunos libros. El mismos Eliano
(lib. VIII, cap, 2.) dice que quien logró hacerse con las obras
completas de Homero fue Hiparco hijo mayor de Pisístrato, y
que ordenó se cantasen en las Panateneas. El señalar los libros con
las letras del alfabeto se hizo más tarde: y los acrósticos
(argumentos en un solo exámetro) son del siglo 6.°.
Hesíodo. Nació en Cumas de Eolia,
también en la Asia menor. Pero sus padres siendo él aún muy niño
se trasladaron a la Beocia donde se crió en la aldea de
Ascra, guardando ganado y cultivando la tierra. Fue sacerdote
de las Musas, y tuvo a su cuidado el templo que les estaba
dedicado en el monte Helicon. Por eso dice que se le
aparecieron yendo por él con su ganado, que le llamaron y dieron un
ramo de laurel con que le infundieron el don de la poesía y le
mandaron que en toda obra comenzase y acabase por ellas.
No viajó
tanto como se dice de Homero y otros, aunque por afición anduvo
algunas cortes a justar con los poetas que acudían. Fue casado, tubo
hijos y de él dicen que descendía el poeta Estesícoro.
Murió de alguna edad, asesinado de noche en casa de un huésped (que
dicen se llamaba Ganictor) por equivocación de otro que había
violado una hija de este y viajaba con Hesíodo o se halló con él
en la casa. Tuvo un hermano llamado Persa o Perses, muy derrotado de
costumbres, que después de dividido el patrimonio hubo Hesíodo por
compasión de partir con él lo que le había tocado, porque acabó
su parte en poco tiempo dándose a la buena vida y regalando a altos
personajes.
Según una inscripción en verso (epígrama)
dedicada por Hesíodo a las Musas con una trípode en el templo de
Helicon, disputó con Homero en Calcis, capital de la Eubea,
el premio del canto en los juegos fúnebres del rey Amfidamante
y venció a aquel príncipe de la poesía. Dicen que Homero era
entonces ya viejo y Hesíodo joven. Y todavía paso a
proverbio El Juicio de Pánidas (que así se llamaba el juez del
certamen, rey sucesor al mismo tiempo). Hay quien afirma que no hubo
tal encuentro ni lo pudo haber, haciendo a Homero un siglo más
antiguo, sin más razón que la que tienen otros para dar ese mismo
siglo de mayor antigüedad a Hesíodo. Yo creo que fueron
contemporáneos. Y lo de la justa poética y su victoria en Calcis lo
dice él mismo en las Obras y días (v. 648).
Pausanias habla de
esto, y no quiere decir su parecer.
Las obras de Hesíodo son
tres poemas intitulados: Las obras y los días, de 826 versos: la
Teogonía, de 1021: y el Escudo de Hércules, de 480, que se conoce
es un adorno poético de un poema cuyo asunto se ignora, si no es el
de las Heroinas que dicen compuso y anuncia él mismo al fin
de la Teogonía.
Se ha dicho por algunos antiguos y modernos que
el Escudo de Hércules no es de Hesíodo: pero Estesícoro su
descendiente y que podía saber mejor lo de su familia, dijo que lo
era; y con él otros antiguos. Hay un paso cortado en el verso 56,
pasando de repente y sin transición histórica, énfasis ni
preparación ninguna, al combate de Hércules con Cicno hijo
de Marte, lo que prueba que allí falta mucho; y se ve en otras
partes la mano de los que tubieron el mal gusto de añadir sus
pobrezas a lo que encontraban escrito, y aun de pasar algún verso
del de Aquiles tan pueril como inútilmente. También hay algunos en
la Teogonía que seguramente no son del autor: y quizá en las Obras
y Días. ¿Será esto razón para quitarle todas sus obras? Porque no
habiendo otra, la misma es y la misma fuerza tiene para todas.
También se encontrará alguno en la Ilíada, y diremos lo mismo.
Según Pausanias y Suidas compuso otras muchas obras que se han
perdido.