II.
Origen, dialectos
y perfección de la lengua griega.
Poblada la Grecia por
diversas familias que sucesivamente fueron pasando del Asia (como
debía ser por necesidad), unas ocuparon unos puntos, otras otros.
Crecieron, se encontraron; y con el trato y guerras de unas con
otras; con la vida, el clima y asiento en el pais,
se iba formando el carácter nacional que todavía debió tardar
siglos a declararse de un modo propio y determinado.
Luego se
distinguieron por más numerosos, más unidos y más fuertes los
pelasgos en una gran parte: después fueron también fuertes
los helenos: y viniendo con otras costumbres colonias de
Egipto y de la Fenicia, y oscureciéndose o confundiéndose con el
tiempo las tribus primeras, se formó una nación de muchas, con usos
y costumbres solo semejantes en algunas cosas, y con una lengua
general traída de antiguo (creeré que por los pelasgos) que en cada
comarca, en cada pueblo y ciudad la alteraban a su modo. Y es la
griega con sus dialectos.
Se ha dicho y repetido desde muy
antiguo, que quien llevó a la Grecia el primer alfabeto fue Cadmo,
y que antes por consiguiente no conocían los griegos la escritura.
Phoenices primi, famae si créditur, ausi
Mansuram rudibus
vocem signare figuris.
Dijo nuestro Lucano. Pero los
versos son elegantes y la noticia falsa aplicada a esta cuestión,
aunque en sí sea verdadera. Antes de Cadmo se escribía en la Grecia
y había caracteres pelásgicos, habiéndose encontrado
inscripciones de cerca de un siglo anteriores a la venida de aquel
aventurero fenicio, que coincidió con la muerte de Moisés, poco más
o menos, como así mismo la emigración de Danao. Sobre 1550
años antes de nuestra era.
Además los fenicios escribían de
derecha a izquierda y sin vocales (como los hebreos).
¿Ha habido algo de esto entre los griegos? Que los nombres de
algunas letras vinieran de allá, o se parezcan a los de algunas de
las lenguas orientales, no es lo mismo. Diez y seis letras se
conocieron solamente al principio: en el sitio de Troya
inventó cuatro Palamedes, y otras cuatro después el poeta
Simónides: aquel las aspiradas, este las dobles. (1)
(1)
Según Plinio (lib. VII) también inventó Palamedes las
tesseras bellicas (señas y contraseñas militares) que algunos han
entendido por el juego del ajedrez. Eran aquellas unas tablitas
cuadradas muy pequeñas como dados.
En cuanto a los
dialectos, aunque según hemos dado a entender, serían tantos como
pueblos, al fin y sobre todo para nosotros se redujeron a cuatro
principales:
el jónico, el ático, el dórico y el eólico.
El jónico se habló primero (dicen) en el Atica de donde
saliero los iones
y emigraron al Asia, y allí se fijó definitiva y exclusivamente con
algunas islas vecinas; pues los áticos lo alteraron luego con la
imigracion de otras gentes en su pais, y resultó uno
nuevo llamado ático. Aquel abunda mucho en vocales, gusta de
alargar las terminaciones y aun las voces, y es rico, noble,
ostentoso, brillante, como llevando en sí la muestra del lujo de que
siempre han gustado aquellos pueblos. El ático al contrario gusta de
la brevedad material de las palabras, contrae mucho las vocales
juntas; y el mismo espíritu dio luego la concisión y brevedad en el
estilo propio también del genio vivo y pronto de aquel pueblo. ¿O
serían los iones los que después en el Asia alteraron su antiguo
dialecto? Pero en general las contracciones arguyen posterioridad. El
dórico se hablaba en todo el Peloponeso, y de allí pasó a
Sicilia y la Italia meridional, donde limó y suavizó
tanto, que se hubo de distinguir bastante del antiguo para llamarle
dórico moderno. Parece la primera lengua que hayan hablado y
aun podido hablar los hombres, por su naturalidad y sencillez, por
abundar mucho los sonidos primitivos, dominando la a y la O largas, y
siendo el más llano y el más dulce de todos. El eólico parece
menos perfecto y así como un poco rudo. Procedía de una tribu que
emigró al Asia y fundaron doce ciudades entre la Tróade y la
Jonia, de donde pasó a las islas de Lesbos, Ténedos
y otras, y participa algo del dórico y del jónico.
El jónico
lo usaron Homero, Hesíodo, Apolonio, Quinto de esmirna y
todos los poetas heróicos o que trataron algo en este tono
por ser el que más le dice; y en prosa Heródoto e Hipócrates
de los que nos han llegado. El dórico, Píndaro, los
bucólicos, los trágicos en los coros por ser muy propio para la
lírica, aunque Anacreonte sigue más bien el jónico; y en
prosa, los filósofos pitagóricos, (Ya se sabe donde se fundó
esta escuela) (1)
(1) Estobeo pone algunos estractos
del célebre Arquitas, y otros; que por cierto son muy
gustosos de leer tanto por la doctrina como por el dialecto.
Del
eólico tenemos pocas muestras: vese en Safo y en
Alceo. Y en el ático escribieron los grandes oradores y
filósofos, los historiadores, los poetas dramáticos, todos los
autores no nombrados en los otros.
Los macedonios tenían
el suyo; pero desde Filipo con el mayor trato y comunicación
de los áticos lo redujeron al de estos y lo hablaron ya siempre, al
menos en la corte de Alejandría, con muy pocas voces y frases
estrañas.
Los poetas cuando les convenía tomaban del que
mejor sonaba o se ajustaba a la medida. Sí que dominaba uno como
(por ej.) en Homero el jónico; pero también alguna vez acude a los
otros, hasta al beocio. Lo que les daba una facilidad de que
nos vemos privados en las lenguas modernas, además de la variedad y
belleza que de ahí resultaba.
Pero esta lengua mirada en las
obras que nos han llegado no tubo la edad de rudeza que á
la latina y y otras les conocemos, hallándose tan perfecta y
limada en los autores más antiguos como en los más modernos. Esto
no quita que lo que pertenece al gusto sea algo diferente según los
siglos; hablamos de la lengua. Porque una que otra voz usada o
desusada, algo más o menos de flexibilidad por el mayor uso de
escribir; una que otra frase o giro nuevo, no es verdadero progreso.
Hubo de ser ruda, tosca e imperfecta muchos siglos; pero o no se
escribía aun o no tenemos nada de aquellos tiempos.